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lunes, junio 11, 2007

El asesinato de una flor

Hace poco hablaba de la posibilidad de que M.Bâtard fuese quien me está buscando, quien trata de sacarme a la luz, sin embargo, a simple vista, parece un tanto ilógico que la única razón por la cual M.Bâtard, cuyo verdadero nombre revelaré más adelante, me persigue es que robé un par de documentos y me acosté con su esposa. Verán, la razón por la cual esto suena tremendamente ilógico, exagerado y extravagante, es porque hay otra razón, hay otro motivo, de un peso radicalmente mayor, para que M.Bâtard esté tras mis pasos.

Por allá por el 2004, estaba yo desempleado y muy corto de dinero, por lo cual acepté un trabajo más bien sucio, o al menos más sucio de lo habitual. Mi trabajo no era complejo, ni quitaba mucho tiempo, sin embargo estaba en aquella zona gris donde había de preguntarme más de una vez si realmente quería hacer aquello. Sí, lo recuerdo bien, ya llevaba un largo tiempo con Lenoir, o al menos largo en mis términos, cuando todo este lío tuvo lugar. A él, Lenoir, le conocí a través de Durevko, Viktor Durevko, que en su momento orquestó la salida de Sasha, y la mía, de la FSB.

Lenoir fue el puente entre el señor Michel Dupuis y yo. Él es un tipo rudo con barba de chivo que disfruta de su trabajo, que disfruta de estar fuera del alcance de la ley, de las noches de asedio, de las intrigas, así como también disfruta el café con esencia de almendras y de negocios bien pagados, "nada de limosnas", cómo dice él.

Monsieur Dupuis quería un trabajo limpio, sin rastros, sin nombres, sin caras, sin recuerdos, sin huellas y, de haberlas, ninguna de ellas podía llevar a la policía hasta él, así como tampoco llevaría a la luz pública su vida privada. Fue muy claro al respecto, de haber rastros, de haber migajas de pan que guiaran a la prensa o a la policía hasta él se encargaría de que ninguno de los involucrados volviese a ver la luz del día, de haber rastros de su participación en esto, él se aseguraría personalmente, aunque fuera desde la incomodidad de la cárcel, que ninguno de nosotros tuviera tiempo de disfrutar la paga, dejar el país o volver a respirar. Como Pilato, él quería lavarse las manos y mirar hacia otro lado, sin culpas, sin remordimientos, pero por sobre todas las cosas, sin consecuencias. Su verdadera participación en todo el asunto sería proveerme de un objetivo y de dinero, nada más. Quería que asesinara a un miembro de su familia, a su esposa y ofrecía una gran suma de dinero por ello, nada de limosnas.

"Te pago por tus servicios y por tu silencio y es a tu silencio al que le estoy dando el sobresueldo ¿me entiendes?"

Hasta el día de hoy le echo gran parte de la culpa a Lenoir, fue él quien, por estar en su etapa nostálgica y de ganas para nada (un tipo sensible él), decidió tirarme el teléfono y decir: "Chico, es ahora o nunca, ya es hora de que te conviertas en un hombre… o que al menos ganes un poco de dinero de verdad", al menos esa es su versión, la mía es que estaba hasta la coronilla de tantos trabajos hormiga y mal pagados, su reputación daba para más y, aprovechando que yo estaba ahí, viviendo como una dulce sanguijuela en su mansión, decidió dejar que hiciera un poco de dinero para que saliera pronto de su vida. En todo caso, independiente de cómo fue exactamente que sucedió, el punto es que sucedió y a los pocos días concerté una cita con Dupuis en el aeropuerto de Zurich, Suiza.

Mientras preparaba mis rutas de escape, por si algo salía mal; no podía dejar de pensar en que su nombre lo conocía de otro lado, no obstante no fue hasta que acepté la comisión, el dinero y finalmente el trabajo, que no comprendí la complejidad y profundidad del asunto. No fue hasta que vi una foto de mi objetivo que supe quién era, que supe de quién se trataba.

"Debe parecer un accidente y no debe quedar cuerpo, eso es importante, ya que sospecho que esté embarazada de otra persona y eso sólo agravaría las sospechas de la policía una vez que el acto sea consumado, sería motivo suficiente para que me investigaran y quiero remover la menor cantidad de polvo posible"

La reconocí inmediatamente, era una foto reciente, profesional, de estudio. Salía con un sombrero negro inclinado hacia la derecha y muy poco maquillaje, ella sonreía en la fotografía, pero lo único que yo veía era tristeza. Era Marguerite. Y Michel Dupuis era su esposo, M.Bâtard.

"¿Por qué quiere matarla?" Pregunté escondiendo exitosamente mi impresión.

"Qué? ¿Acaso importa?"

"Señor, en esta línea de trabajo hasta el más mínimo detalle importa" M.Bâtard, Michel Dupuis, me sonrió.

"Por el dinero, muchacho, por el seguro de vida, por el fideicomiso... ¿Por qué más va a ser?"

Y así fue como comencé a planear el asesinato de Marguerite. Le entregué a mi cliente un celular con línea segura y codificada, por medio del cual nos comunicaríamos cuando hiciese falta y, en última instancia, cuando el trabajo estuviese terminado, dándole así tiempo al señor Dupuis de mostrarse en público y consolidar su coartada.

Al día siguiente tomé el primer vuelo a París y armé mi equipo. Tenía a Massimo Cozetti en logística, ex miembro de la legión extranjera y a Jack Daniel, un estadounidense genio de las computadoras como mi experto en informática y electrónicos, ellos dos me presentaron al Español, Gabriel Santos, mi encargado de investigación; cualquier detalle que necesitáramos sobre los objetivos y sus allegados, sería el Español quien los proporcionaría.

Marguerite vivía en París, había dejado atrás Toulouse a principios del 2002 para seguir a su esposo en su ascendente carrera como ejecutivo de una empresa química, al parecer la pérdida de los documentos en el 2000 no le había hecho ni mella a M.Dupuis. Vivían en un edificio central de diez pisos, con una preciosa vista del río Sena. Cuya arquitectura me recordaba un poco al que había conocido yo antes, en Toulouse, pero eso era historia vieja.

El Español la estuvo siguiendo por al menos una semana y al final de ésta llegó a mi con un informe detallado y algunas fotografías.

"Se levanta todos los días a las 8 AM, va al gimnasio los lunes, miércoles y viernes, por las mañanas. Los martes se junta con sus amigas a almorzar y los jueves va a un hogar de niños como voluntaria, se la pasa todo el día allí, planea empezar el próximo semestre como profesora de artes plásticas. Los lunes por la tarde va a un centro de rehabilitación y les enseña a las niñas a hacer manualidades, el resto de la semana se lo divide entre sus familiares y organizarle la vida a su esposo, este viernes dará una fiesta en honor a su esposo por su nueva promoción…" me puso un alto de fotografías en frente "… acá están las fotos de lo que guarda en su velador, de los libros que tiene en su casa, el contenido de la guantera, el auto que maneja y acá está entrando al gimnasio, las horas están anotadas debajo, sí esas, con lápiz negro... y finalmente, acá está cenando con su madre, este de acá es su hermano menor, tiene 20 años"

"Y esta ¿qué es?"

"Ah, no, esa es personal, es que me gustó como la luz se ponía tras las ramas y..." Me habían advertido de estas pequeñas excentricidades del Español. Era un buen tipo, supongo que todavía lo es, trabajaba duro y trabajaba bien, era sensible, un poco melancólico tal vez. Siempre metido en algún proyecto creativo; si no estaba siguiendo a alguno de los objetivos, entonces estaba tratando de terminar su novela. Él decía que para ser alguien en la vida, para ser feliz, se debía plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro, aparentemente había cumplido ya dos de tres.

"¿Algo más?"

"Sí, en la cena con su familia hablaron sobre la situación insostenible de su matrimonio, su madre le ofreció dinero y ella lo aceptó, Marguerite reclama que su esposo ya no le da más que lo justo. Ha estado empeñando sus joyas para pagar a un detective privado y tener suficiente evidencia como para demandar a Michel y pedirle el divorcio, pero eso no se lo ha dicho a nadie, aún".

"¿Qué detective es? ¿Cómo se llama?"

"Ex policía. Jubilado. No es peligroso."

"Muy bien, ¿qué tienes sobre Michel?"

"Lo típico, o al menos lo esperable, se levanta a las 7:30 AM, va a trabajar, entra a las 9 AM de martes a viernes, los lunes llega a las 12 PM, pues pasa por el gimnasio primero. Mantiene dos cuentas separadas, una para él y su esposa y otra para sus amantes y gastos extra, la segunda cuenta no está realmente a su nombre, es un pseudónimo, el banco está en Canadá y es de ésta misma desde donde te transfirió el dinero a tu cuenta en las islas".

"Nunca te dije que tenía una cuenta en las islas".

"Emm, no, pero al investigar los movimientos de Dupuis, fue inevitable...".

"Sigue". Dije frotándome la sien izquierda, pensando en los malabares que iba a tener que hacer para mover ese dinero a una cuenta que Santos no pudiese encontrar.

"Dupuis sale del trabajo a las 5:30 PM, pero le miente a su esposa y dice que sale más tarde. Se va de copas dos o tres veces por mes con los amigos, este miércoles recién pasado salió y tomaron..." abrió una pequeña libreta que tenía en la mano "... vodka y ron", cerró la libreta, "tomó un taxi para llegar a casa, el auto lo dejó a cargo del dueño del local, un conocido de la infancia, no hay verdadera amistad entre ellos, pero sí mucha condescendencia y envidia por parte del dueño. Cuando se fue, aproveché de sacarle fotos al auto, a lo que había en la guantera y en la cajuela. Acá están...", abrió una segunda carpeta y me mostró su contenido. Michel Dupuis manejaba un Audi, ¿podía ser acaso más predecible? difícil.

"Muy bien Santos. Buen trabajo, ahora necesito que investigues al detective y si M.Dupuis tiene alguna amante, necesito que busques antecedentes de ella también, además, averigua a qué casa de empeño está llevando sus joyas Marguerite y cuánto le está pagando a este tipo ¿entendido?"

"Sí, me voy de inmediato". Antes de que se bajara de la camioneta de vigilancia, lo agarré del hombro suavemente.

"Y otra cosa más, mantente fuera de mis asuntos, mis cuentas son mi problema, no el tuyo"

"Sí, señor" sonrió y bajó del auto. Massimo y Jack, compartieron una mirada cómplice de risa y volvieron a lo suyo. Yo, en cambio, ajusté el volumen de los audífonos y me puse a grabar la conversación que estaba teniendo en ese preciso instante Marguerite con su hermano menor.

"Mamá dice que puedes volver a casa cuando quieras, ella está muy preocupada por ti"

"¿Y qué dices tú?"

"¿Yo? Yo digo que no dejes que ese bastardo gane, dale la pelea... pero cuídate, no quiero que nada malo te pase"

"¡Por Dios Cedric!, siempre tan fatalista. Y dime ¿cómo está la escuela?"

"Bien"

"¿Seguro?"

"Sí… ¿Marguerite?"

"Sí…"

"Mamá pregunta si vas a ir al matrimonio de Marie"

"Dile que sí, pero no sé si va a ir Michel"


Se escucha un leve susurro de parte de Cedric que probablemente está transmitiéndole el mensaje a su madre.

"Bueno Marguerite, nos vemos, mamá dice que si él no va, que nos avises y te pasamos a buscar. Ahora me tengo que ir. Besos".

"Está bien, yo también tengo que salir. Au revoir Cedric, muchos cariños a mamá y para ti también".


Cuelgo los audífonos y paro la grabación.

"Voy a seguir al blanco. Jack, quiero que entres a las cuentas de los Dupuis y hagas un listado de los lugares donde usan tarjetas de crédito y los movimientos en general, ya sabes, la investigación estándar, le vamos a sacar cuanto dinero podamos a este bastardo. Mientras, Massimo, tú quedas a cargo de interceptar las llamadas del señor Dupuis, cualquier cosa ya saben cómo contactarme".

Me bajé de la camioneta y atravesé la calle en dirección al edificio de Marguerite, aún inseguro de lo que iba a hacer, con vagas imágenes de aquella navidad en la cabeza, tratando de decidir si podía llevar esto a cabo o si valía más la pena mandar todo a la mierda. Pocos minutos después apareció ella y partió hacia su derecha, la seguí. Se perdió por una esquina y acto seguido tomó la locomoción pública hacia el centro, tuve que correr para poder alcanzar el mismo bus, un poco cansado por la carrera imprevista me senté de espaldas a ella para evitar que me reconociera, la verdad es que no sabía si se iba a acordar de mí, sin mencionar que tenía la mente en blanco como para inventar de la nada mi historia de los últimos cuatro años, o cómo lo hice para desaparecer. Los autos se veían chiquitos a nuestro lado y el bus se llenaba de gente. El sol se colaba por entre las ramas de los árboles y dos señoras de edad hablaban calmadamente a mi lado. Una le contaba a la otra sobre su nieto de cinco años y las trastadas que hacía, la otra se reía y lo comparaba con las maldades de niño que hacía ella a su edad, también le contaba sobre su propia nieta de cuatro y su sueño de convertirse en princesa. Ambas señoras se reían.

Observaba a Marguerite por los reflejos de los vidrios y noté que jugaba constantemente con su sortija de matrimonio, la empujaba con el pulgar y le daba vueltas, la observó por un rato, le volvió a dar otra vuelta y finalmente se la quitó y la guardó en un pañuelo dentro de la cartera. Inmediatamente saqué mi celular y llamé a Santos.

"Santos ¿dónde estás?"

"En la casa de empeño, encontré un revólver de lo más interesante y está baratísimo… no te imaginas la cantidad de cosas interesantes que hay por aquí".

"Santos ¿averiguaste las joyas que vendió?"

"Sí".

"¿Hay alguna gargantilla o pulsera de oro entre ellas?". Había recordado de pronto su existencia.

"Sí, de hecho, hay una pulsera y un collar que hacen juego"

"Necesito que los compres… después te explico. Una vez que los tengas encuéntrame a dos cuadras del lugar"

"Bueno, mi amor... usted sabe que esto de estar casado...", le dijo al dependiente, "nos vemos más rato y te llevo un regalito". Mantener bajo perfil es siempre muy importante en estas cosas.

"Santos, otra cosa, apúrate porque vamos en camino, ¿entiendes? vamos en camino".

"Sí, mi amor, entendí"

Quince minutos más tarde nos bajamos cerca del barrio latino. Tenía frío aún cuando había sol. Estábamos a finales de primavera, por lo cual mi frío era paradójico, eso lo recuerdo bien, era un frío especial, de esos que nos vienen antes de hacer cosas que sabemos nos marcarán de por vida, para bien o para mal.

La seguí por calles estrechas a escasos metros de distancia, la seguía con las manos embutidas dentro de la casaca y cuando me daba cuenta de que me estaba acercando mucho, me paraba en alguna vitrina o a mirar las cornisas de los edificios, como cualquier otro turista lo hubiese hecho. Por fin Marguerite entró en una tienda y yo inmediatamente saqué mi celular para llamar al Español.

"Santos, ¿dónde…?"

"A las 6", eso fue lo único que obtuve como respuesta antes de siquiera formular la pregunta. Giré sobre mis talones dando media vuelta. Apoyado en un muro me esperaba el Español, unos cuantos metros más atrás. Caminé presuroso hasta él y le pedí la mercancía.

"Cambio de planes Gabriel, necesito que averigües sobre el jefe de policía y los turnos de la delegación de homicidios, además quiero que me consigas toda la información que puedas en los familiares de Marguerite y sobre cualquier infracción o acto sospechoso que haya cometido Dupuis en su vida, si cuando tenía 6 decidió quitarle un dulce a un compañero de clases, debo saberlo, necesito un perfil psicológico de él, el detective privado y el jefe de policía lo antes posible".

"Tú eres el jefe", se limitó a decir. Me entregó dentro de una pequeña bolsa de papel la gargantilla y la pulsera, ambas bien puestas dentro de cajitas para regalo. Tomé el antiguo puesto de Santos y me apoyé en el muro a esperar, saqué un cigarro y lo prendí. A medida que regularizaba mi respiración, el frío comenzaba a ceder y en su lugar se instalaba una agradable y cálida sensación de grandeza.

Medio cigarro más tarde salió Marguerite de la tienda. Estaba cabizbaja. Sacó la sortija de la cartera y la volvió a poner en su dedo anular izquierdo, miró hacia el cielo, como buscando el sol y tomó aire, respiró hondo y mantuvo la respiración unos segundos, luego partió de vuelta la parada de buses, caminaba hacia mí, pero ella no lo sabía.

Mientras pasaba por mi lado no le quité la mirada de encima, incluso me volteé notoriamente para seguirle, con los ojos fijos en su cabellera. Unos pasos más adelante se detuvo y miró hacia atrás, consternada. Tiré lo que quedaba de mi odioso hábito y le sonreí.

"¿Te acuerdas de mí?", le dije.

"¿Liam?"

"Te acuerdas de mí".

Continuará...

7 comentarios:

Lothar_Daisuke dijo...

wooooohohoho ta muy weno!!

la kagó el espía español...ese wn e mi idolo. como mierda consigue tanta webada y tanto divino dato en tan poco tiempo!!!?? XD

se viene wena la crónica... se nota. kero leerla... yaaaa po...

ahhh
casi se me va. en el tercer parrafo, no paretaste el shift y en lugar de cerrar unas comillas, pusiste un "2".

el otro es

"La seguí por caches estrellas a escasos metros de distancia, la seguía con las manos embutidas dentro de la casaca"... no devería decir "calles estrechas"?... si no, explicame que signifoca eso. XD

bueno, espero la segunda parte.

cuidate mucho.

gracias por la comida y la hospitalidad que siempre me das cuando voy a tu casa... ^^

See ya

Lothar_Daisuke

Anónimo dijo...

Woolas Narkito...

Recien hoy tuve tiempo y me puse a leer el ultimo capitulo... en el metro saque el laptop y escuxando musika comence a leer... jajajja... ta la raja... eso si quede ma meti2, quiero saber kmo va a terminar esa historia!!!

Ojala muy luego puedas subir el siguiente ... que lo espero con ansias jejejejje...

Saludos... Nos estamos viendo por ahi...

bye bye!!!

Narkito dijo...

Gracias chicos por ser tan fieles a mi historia =)

Lothar: Como siempre, eternamente agradecida por captar todos esos detallitos que se me escapan, ya he arreglado lo de las "caches estrellas", aunque vale la pena destacar que fue un error especialmente extraño e improbable (insertar cara de "genio pensando" aquí).

No te preocupes por la comida ni la hospitalidad, es lo mismo que recibo cuando voy a tu casa. Además es mi sutil manera de decirte que te puedes olvidar de todas las cosas tuyas que aun estén en mi casa pues para cuando nos cambiemos pasarán a ser mías XD

Ah y el Español.. es seco porque los espías son secos ya? Además, en la actualidad (y en el tiempo de la historia también), es normal conseguir tanta información así de rápido, te metes a los archivos del banco los sigues a la casa, nada que yo... errr, que alguien X, que no necesariamente soy yo, pueda hacer ¬¬'

Oskariño: Estimado, que alegría haberte conocido en persona ^___^.

Debo admitir que sentí una pequeña punzada de envidia cuando dijiste eso de "saqué el laptop en el tren", OK, manteniendo la honestidad en mente, no fue una pequeña punzada, fue más bien gigante con tentáculos y su propia casa a cuestas... pero en fin. Gracias por seguir leyendo, estoy trabajando en la segunda parte de esta crónica, aunque me está saliendo un poco más difícil de lo que había esperado en un principio, más que nada porque tengo muchas expectativas para la misma y me cuesta alcanzar mis propias expectativas XD Si el resfrío no me mata antes, espero que esto esté listo dentro de los próximos días.


Cariños y saludos a ambos, ojalá nos volvamos a juntar pronto, a ver si nos tomamos un café en Musetti para la próxima.

Narkito.

Anónimo dijo...

Hola Narkito yo d nueo por estos rumbos... esperando que subas el siguiente cap... pero ahora k entran de nueo a clases se ve mas complicado k pueas seguir escribien2... asi k tendre que esperar no mas... jejjejeje... porque de seguro los van a llenar d weas k hacer!!!!

Weno... saludos y nos tamo viendo por ahi... Dema k vamos a tomar cafe un dia de estos :P


xauzzzz..... 0sk@r¡ñ0

Rain Raven dijo...

Holo!!

Ya, terminé (al fin ·__·) de leer todo, y he quedado enganchadísima, me inscribí a los Feeds y espero anciosa la continuación.

No sé bien como lo haces, pero logras ambientar todo muy bien y uno puede imaginarse todo muy nítidamente.. rulz *__*...

Lamentablemente no he encontrado detalles que puedan ayudar a mejorar tus escritos, cuando vea te lo hago saber, ¿sí?

Sigue escribiendo =) cariños y abrazos...
Bye bye..

Narkito dijo...

Rainy:

Wow!! Qué sorpresa, pensé que nunca llegaría el día =)

Gracias por tus comenatarios y por tu tiempo, estoy haciendo mi mejor esfuerzo por salir de este bloqueo mental que me tiene anclada al computador sin ser capaz de teclear más de dos palabras por hora, tengo hartas ideas y me está costando un mundo y algo más aterrizarlas al papel (electrónico XD).

Lamentable por una parte que no hayas encontrado detalles, pero bien por otra parte, pues tal vez no está tan mal como pensaba... jejejje.

Una vez más gracias por tu tiempo, estamos trabajando para UD.

Cariños,
Narkito.

Anónimo dijo...

un raya en el agua